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Nuevas juventudes, antiguas tradiciones

Estamos en una época llena de atractivas atracciones por todos lados, donde internet irrumpe con fuerza en cualquier lugar y situación y se convierte en algo imposible de resistir, o donde los estímulos visuales y sonoros que nos rodean captan nuestra atención sin dejarnos pensar en temas que no sean terrenales. Estamos apegados a todo lo físico, y nos importa cada vez menos lo divino, lo sé, y eso se nota sobre todo en las nuevas generaciones, que se han alejado del verdadero sentido de las tradiciones, y lo convierten en una simple fiesta a costa de algo que no acaban de entender muy bien.

Sabemos que todo esto de las peregrinaciones, caminos y romerías forma parte de nuestro legado cultural, de un pueblo que tiene miles y miles de años; pero también que todo este imaginario, que para colmo tiene que ver con la religión, no acaba de calar demasiado entre la gente joven, que antes que ver una figura de madera paseada a hombros o en carreta, prefiere ver a latinas sensuales moviendo sus cuerpos a ritmo de bailes pegadizos y sexys. Y es que, además, es algo que no se puede echar en cara a nadie, la devoción a veces se enfrenta con los placeres terrenales y es muy difícil ganarles la batalla, sobre todo si, y ahí está el quid de la cuestión, no se le encuentra mucho más sentido a la primera que la de comer y beber en nombre de una celebración que ni se entiende ni se acompaña.

Y es que entre andar kilómetros en procesión detrás de una figura de madera o para ir directamente a ella, a poder ver por ejemplo a unas latinas follando, la verdad es que no hay calor (insisto en lo de las latinas porque, ¿que otra clase de mujeres sería más normal ver aquí?). Y lo peor, es que esto segundo es lo más fácil de encontrar, sólo con un toque de nuestro dedo en nuestros teléfonos móviles, tabletas o cualquier otro dispositivo táctil y con conexión online. Eso se ve y se vive, y lo otro… es cuestión, como digo, de devoción, alto intangible que hay que sentir, y que con el paso del tiempo cada vez es más complicado de explicar y hacer vivir a nuestras nuevas generaciones. ¿Falta de comunicación, o que en realidad no tiene ninguna explicación?

La religión tuvo una función importante durante mucho tiempo, y era explicar de forma sobrenatural a lo que no se tenía explicación racional en aquellos momentos. Después, la ciencia ha ayudado a dar estas explicaciones, y las cuestiones de fe han quedado ahí, obsoletas, sin una función clara y un poco difícil de comprender; la religión ya no da explicaciones, sólo consuelo y resignación si uno es capaz de creer de ella, sea cual sea esa creencia. Por eso, las fiestas religiosas ya no se celebran con verdadero fervor en la mayoría de los casos, sino por tradición y costumbre, y con cientos de jóvenes que sólo ven la juerga durante esos días y que poco entienden sobre su origen, acaban por perder todo su sentido espiritual. ¿O acaso todavía hay esperanza?

Yo soy de los que piensan que la religión y sus enseñanzas no son tan difíciles de inculcar, fíjate lo que te digo. Claro que es necesario que el otro también esté predispuesto a creer en lo que le contamos, pero a veces, se trata más de informar y dar nuestro punto de vista, que el intentar que a la fuerza alguien esté de acuerdo con tal o cual tradición o creencia, sólo porque es la de nuestro mayores. Por suerte, nuestras tradiciones no carecen de hermosas historias que las respaldan, y puede ser que, por amor a la historia aunque no a la fe que las ideó, se atraigan muchos más devotos.